martes, 24 de abril de 2007

Sobre Marichu Sustaeta. Artículo publicado en el cuaderno de arte "Ars Valentia"


Marichu Sustaeta
(Artículo publicado en el cuaderno de arte "ars valentia")

Confiere a sus representaciones una profundidad iconográfica vital, a lo Paul Klee. La libertad de su mensaje le convierte en apóstol de la pintura.

Siempre hemos afirmado que la pintura es un vehículo de dicción visual que trasciende nuestras emociones en el lienzo. Esta sensibilidad la encontramos firmemente asentada en la obra de Marichu Sustaeta. Para ella, la pintura es necesaria, y en cada obra nos deja un mensaje de expresión intuitiva, una abstracción que no es sino la percepción sensorialde la materia sobre el lienzo.Desde el 7 de octubre, la Asociación Turiart nos ofrece en colaboración con la sala Altaviana la exposición"Gracias Kandinsky", donde podemos contemplar veinticinco piezas escogidas, las cuales demuestran la versatibilidad plástica que referencia las obras de esta autoria en apogeo constante.Su línea de expresión es mitad autodidacta, mitad académica (recibió enseñanzas de los profesores Juanjo Llorente, José María Pyá y Juan, de Gaia), pero ya no es el pincel el medio por el que se representan las figuras sino que, dotada de una delicadeza oriental para la plasmación, observa los acontecimientos que le rodean, y su mayor felicidad radica en poder escribir o pintar un cuadro, por que el que materializa una reconciliación humana y benévola.Sus estudios de decoración prolongaron la producción creativa de Sustaeta desde la restauración al caballete.

Los acrílicos y la técnica mixta constituyen el proceso, una idea incipiente a la que se le permite en acción painting un margen de azar a su magna creatividad. Capta y recivla por su retina aquello que deba ser restablecido y la pintura se transforma en materia espatulada y relievística, una elaboración que supone la sucesión de capas pictóricas en la que en ocasiones interviene el collage, confiriendo una profundidad iconográfica vital en sus representaciones.Como decía Paul Klee "el arte no solamente reproduce las cosas visibles, sino que hace visibles muchos elementos que no lo son".

De este modo, las formas ovoides, espirales y elipses son prismas de atractiva y cercana espiritualidad, y el sentimiento primigenio adquiere protagonismo sobre el mismo color. Así, la creación, la libertad, el renacer o la esperanza son temáticas. El equilibrio heterogéneo está pulsado igualmente por un geometrismo de referencia cubista que imprime un fulgor de amabilidad y reconciliación, del anonimato que alza sus manos afectuosamente y se refleja sobre sus personajes sitos en panorámicas flotantes y complejas de continuo devenir que expresan el movimiento y la vida encontinuo renacer.Las líneas le otorgan fuerza y contenido dinámico a la obra, y el color enaltece estas formas para henchilrlas de emoción, encantadas y en ocasiones exóticas y oníricas, distinguiendo jeroglíficos que guardan un contenido primordial. A estas se suman las formas y colores que se desenvuelven en la vibrante composición; son los blancos, anuados azules, sus predilectos, al igual que los dorados, que imprimen riquezas a los fragmentos, aquellos que le transmiten apaciguamiento, una mente sincera de afinidad con los conceptos indispensables que pretende allegarnos.La obra de Sustaeta, ya sea en su intención como intervención resulta cautivadora. La libertad de su mensaje la convierte en apóstol de la pintura, de una pintura pura y vocacional repleta de esencialización deliciosa.

Altaviana. Ramón Gordillo núm. 6.Turiart. Periodista Azzati, 5-6º-11ª.

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